La demencia senil es un término que a menudo se escucha en conversaciones relacionadas con la salud mental y el envejecimiento. A menudo se asocia con el Alzheimer, pero es importante entender que estos dos términos no son intercambiables. En este artículo, exploraremos en detalle qué es el Alzheimer, qué es la demencia senil y, lo que es aún más crucial, la diferencia entre estos dos conceptos.
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Índice de contenidos
¿Qué es el Alzheimer?
El Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva y degenerativa que afecta la memoria, el pensamiento y la conducta de una persona. A medida que la enfermedad avanza, las neuronas se dañan y mueren, lo que lleva a un declive cognitivo gradual. Los síntomas comunes del Alzheimer incluyen:
- Pérdida de memoria a corto plazo: Las personas con Alzheimer a menudo tienen dificultades para recordar eventos recientes o información recién aprendida.
- Confusión y desorientación: Pueden perderse en lugares familiares y tener dificultades para reconocer a familiares y amigos.
- Problemas con el habla y la escritura: Pueden tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas o para expresar sus pensamientos de manera coherente.
- Cambios en el comportamiento: Los pacientes con Alzheimer pueden volverse apáticos, deprimidos o ansiosos. También pueden experimentar cambios en la personalidad.
- Problemas para realizar tareas cotidianas: Tareas simples, como vestirse o preparar comida, pueden volverse desafiantes.
- Pérdida de habilidades motoras: A medida que la enfermedad progresa, también pueden experimentar problemas con la coordinación motora.
¿Qué es la demencia senil?
La demencia senil es un término general que se utiliza para describir el deterioro cognitivo y funcional relacionado con la edad en las personas mayores. A menudo, la demencia senil es el resultado de múltiples factores, como la edad, enfermedades crónicas y cambios en el cerebro relacionados con la edad.
Es importante destacar que la demencia senil no es una enfermedad específica como el Alzheimer, sino un síndrome que puede ser causado por diversas afecciones, como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington y otros trastornos cerebrales. Los síntomas de la demencia senil son similares a los del Alzheimer y pueden incluir:
- Pérdida de memoria: Dificultades para recordar eventos recientes o información importante.
- Dificultades de comunicación: Problemas para expresarse o comprender el lenguaje.
- Desorientación: Confusión acerca de la hora, el lugar y las personas.
- Cambios de personalidad y comportamiento: Alteraciones en el comportamiento y la interacción social.
- Dificultades en las actividades diarias: Problemas para realizar tareas cotidianas, como vestirse, asearse o comer.
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Diferencia entre el Alzheimer y la demencia senil
La demencia senil y el Alzheimer son enfermedades que se incluyen en el grupo de enfermedades neurológicas. Si bien es cierto que ambas causan daños irrecuperables y son degenerativas, el Alzheimer, a diferencia de la demencia senil, puede provocar el fallecimiento de la persona.
Sin embargo, tal y como apuntan los expertos, ambas enfermedades pueden manifestarse de maneras distintas. En el caso del Alzheimer se desconoce todavía las causas exactas que provocan esta enfermedad. Pero en la demencia, como hemos dicho anteriormente, pueden darse múltiples factores que conllevan su aparición, como el abuso de las drogas, la aparición de tumores y patologías degenerativas como el Parkinson.
Otro aspecto que cabe destacar sobre este tipo de patologías es que no hay una edad determinada para su aparición. Se tiene la idea generalizada que tanto el Alzheimer como la demencia senil son enfermedades de la vejez. Sin embargo, se trata de enfermedades que perjudican las células nerviosas, provocando pérdidas de memoria, dificultad en el habla e incluso alteración de la realidad. Por ello, pueden aparecer en cualquier momento de la vida, incluso en edades tempranas si se trata de Alzheimer.
Como vemos, es importante conocer este tipo de enfermedades, pues no solo afectan a una población determinada sino a la sociedad en su conjunto. Adoptar un estilo de vida saludable, realizar ejercicio físico y una alimentación equilibrada son hábitos que ayudan a prevenir la aparición de estas enfermedades.